2023-06-10 06:17:46
La noche del 9 de junio de 1956 es el inicio de la Resistencia Peronista.
Más allá del fracaso de lo que debería haber sido una Revolución nacional contrasubversiva, liderada por el Teniente General Juan José Valle y el General Raúl Tanco, que iba a devolver la institucionalidad, la democracia, la normalidad política y sindical, el estado de derecho y el fin de las persecuciones y encarcelaciones dictadas por el odio ideológico e irracional de los "libertadores" hacia los dirigentes y el pueblo mayoritariamente peronista, quedaron en claro varias cosas:
-El perfil inhumano y antinacional ya demostrado en los bombardeos del 16 de junio del año anterior de los "libertadores", pero ahora ractificado de forma conciente y estando en el poder;
- la irregularidad y desproligidad política e institucional luego del advenimiento dos veces ilegal de Aramburu;
-el odio contra la población peronista, contra las instituciones y símbolos peronistas, contra las instituciones y leyes del peronismo, y contra las palabras o imágenes que evocaran al peronismo;
-y por todo esto, la división conflictiva del país, es decir, la enemistad interna entre los ciudadanos, la conmoción de la población que debía acatar o sufrir las consecuencias; el renacimiento de odios, de enemistades, de desunión, de atropellos, de culpas infundadas, el desprestigio hacia las FFAA, en especial el ejército, que fue obligado a ejecutar órdenes contrarias a su ética y a sus obligaciones y funciones...
La mal llamada "revolución libertadora" ni fue revolución ni libertó a nadie ni a nada. Porque subvirtió y retrotajo el orden social, político, institucional y económico que supo iniciar la Verdadera y Genuina Revolución del 43, y Perón darle una conducción y realización absolutas. Y ni fue libertadora, pues sus métodos fueron la persecución, el fusilamiento, la carcel, la proscripción y la violencia, y sus fines fueron el sometimiento de la soberanía argentina a los poderes internacionales del FMI y las grandes empresas multinacionales. Desquició a la población, debilitó a la nación y la entregó a los poderes económicos internacionales perjudicando su desarrollo industrial, técnico, cultural y social. Y a falta de un orden político e institucional y de justicia social, el pueblo respondió la violencia con violencia. Promovieron adrede que los civiles se armen y organicen para recuperar el orden perdido, arrebatado de prepo por los fusiladores.
Los hechos ocurridos en las jornadas oscuras, frías y siniestras del 10, 11 y 12 de junio dan inicio al terrorismo de estado, que no es ni más ni menos que el terror y el temor aplicados desde una minoría en el poder, con el uso de las fuerzas armadas y de seguridad a su disposición, para someter a la población a sus dictámenes antipopulares y antinacionales. Pero también es con justeza el inicio de la Resistencia Peronista, ese grupo de civiles y militares que trabajaron y lucharon durante 18 años para el regreso de Perón al poder, que se sacrificaron y dieron sus fuerzas y su vida por una Causa nacional justa y noble.
Los caídos de la Revolución que no fue, no son mártires, son HÉROES. Porque dieron sus vidas con virilidad por una Causa noble y nacional, dieron sus vidas por el bien de la Patria, tomaron posiciones ante la injusticia social, la entrega económica y la dependencia política de los bombardeadores de civiles. Fueron bombardeadores, y luego fueron fusiladores de civiles. Al final, siempre fueron salvajes e inmundos, como sus abuelos unitarios. Con el General Valle hicieron lo mismo que con Dorrego, y con los civiles del 9 de junio hicieron lo mismo que hizo Mitre y Sarmiento con los gauchos del interior.
Pero siempre estará en nuestros corazones el espíritu noble y viril de los Hombres del 9 de Junio, y siempre los vamos a recordar en nuestras acciones, en nuestros anhelos para la Patria y en nuestra lucha constante por la Causa Nacional.
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